No dejo el blog. Tampoco me voy de viaje. Termina una etapa y comienza otra.
Hoy fué el último día de trabajo con los compañeros y amigos del proyecto en que tan felizmente estaba trabajando, ya que con la contratación venía acompañada una reubicación. Esto me pone contento por saber que ahora seré un empleado, además aprenderé cosas nuevas y se expandirán mis horizontes. No obstante siempre es difícil despedirse de gente con la que estuviste conviviendo día a día, gente a la que contaste tus penas, gente que originó tus penas, gente con la que sufriste, gente de la que aprendiste, gente a la que sin darte cuenta le tomaste un gran cariño y de pronto no los verás tan seguido como antes.
Hoy fué el último día de trabajo con los compañeros y amigos del proyecto en que tan felizmente estaba trabajando, ya que con la contratación venía acompañada una reubicación. Esto me pone contento por saber que ahora seré un empleado, además aprenderé cosas nuevas y se expandirán mis horizontes. No obstante siempre es difícil despedirse de gente con la que estuviste conviviendo día a día, gente a la que contaste tus penas, gente que originó tus penas, gente con la que sufriste, gente de la que aprendiste, gente a la que sin darte cuenta le tomaste un gran cariño y de pronto no los verás tan seguido como antes.
No lo voy a negar, estoy muy contento por la nueva etapa que viene, sin embargo al despedirme de los compañeros-amigos hubo un dejo de tristeza que llenó mi corazón y humedeció ligeramente mis párpados. Miradas evasivas, sonrisas y decirnos hasta pronto en vez de adiós con la esperanza de que el tiempo, las circunstancias, o un nuevo proyecto nos vuelvan a reunir. Momentos de separación, pero también la promesa de mantener contacto y ante todo la certeza de que Dios no se equivoca al ponernos en determinado lugar.
Supongo que esto es la vida, ¡qué gusto me da vivirla!
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